No cabe duda que los residuos son el reflejo de nuestra sociedad consumista e insostenible que se basa en un modelo económico lineal donde los recursos que son extraídos de la naturaleza se convierten en desechos rápidamente, sin volver a ser reincorporados al ciclo natural o productivo. Esto se refleja en la demanda de recursos naturales la cual necesita 1,4 planetas cada año para sostener el modelo económico, esto se debe a que estamos demandando una cantidad de recursos que están por encima de la capacidad natural de regeneración anual.
Una de las principales consecuencias de este modelo económico lineal es la acumulación de toneladas de basura. En el caso de nuestro país generamos 8,1 millones de toneladas de basura anuales ¡SI, TONELADAS!, que llegan a parar finalmente a vertederos o rellenos sanitarios. Esta cantidad de residuos nos posiciona en el país que genera mayor cantidad de basura por persona en Sudamérica, alcanzando 1,26 kilos de residuos al día, de esta gran cantidad de basura sólo el 10% se recicla.
Esta problemática ambiental nos llama a generar un cambio de hábito y de cultura, entender que los desechos son responsabilidad de todes, no sólo de la industria, y que la mejor manera de disminuir los efectos es mediante acciones concretas.
Para combatir el hábito de desechar todo lo que consumimos, es que surge la estrategia de las R. En un principio fueron 3 principales : Rechazar, Reutilizar y Reciclar que siguen un orden de cual debiera ser nuestras prioridades para re-valorar lo que hoy llamamos “basura”.
- Rechazar: Acude a la necesidad de decir ¡NO! a aquellos productos innecesarios que responden a un consumismo excesivo. Rechazar nos llama a pensar en lo que consumimos, y darnos cuenta si realmente lo necesitamos. Los principales productos que debemos rechazar son:
- Negar rotundamente aquellos productos de un solo uso (bombillas, cubiertos plásticos, envases de comida de plumavit, vasos de café, globos, toallas higiénicas desechables, etc)
- Lo mismo sucede con aquellos productos plásticos su sobre producción y consumo han causado serios problemas medioambientales y para la salud humana.
- Por último se recomienda rechazar aquellos productos que se componen de multimateriales, ya que no pueden ser fácilmente separados lo que dificulta su posterior reciclaje. Para esto debemos informarnos sobre los materiales que componen el producto y asegurarnos que estos sean recuperables.
Reutilizar: Este viene a apelar a nuestra creatividad y a ver más allá de lo que simplemente vemos como “basura”. Es un llamado a pensar e imaginar qué nuevo uso le podemos dar a un producto que ya perdió su utilidad inicial pero no necesariamente significa que no sirva. Muchas veces el café que compramos viene en frascos de vidrio que nos sirve para guardar otras cosas que compramos a granel, o bien una polera vieja que con un par de modificaciones se transforma en nuestra nueva bolsa preferida para ir a la feria. De lo más simple a lo más sofisticado es una invitación a salir de lo común y darle un nuevo sentido a la basura.
- Reciclar: Este es quizás el más difundido y practicado a nivel mundial pero rara vez evidenciado como la última R, es decir lo que hay que hacer cuando ya no vemos otra opción. El reciclaje es parecido a la reutilización pero más complejo, ya que implica un proceso comúnmente químico e industrial para reingresar nuestra “basura” como materia prima e insumo para un nuevo proceso productivo. En esto tenemos muchísimos ejemplos pero se dividen en dos grandes grupos, que son los que son productos hechos de el mismo insumo reciclado, por ejemplo, el papel reciclado para el que se utiliza papel ya usado para volver al proceso o aquellos donde el producto nuevo es distinto al uso que tenían sus materiales reciclados, como generalmente sucede con los productos de plástico reciclado.
Luego, y con el tiempo, nacieron nuevas R’s que invitaban a ser más consciente de lo que podemos hacer. Entre estas nace el Reflexionar sobre nuestro poder como consumidores, ya que en el modelo capitalista que nos vemos inmerso la responsabilidad de consumidor es de exigir a las empresas y esto se traduce en pequeñas acciones como premiar y reconocer a aquellas empresas que tienen prácticas conscientes y del mismo modo castigar (sin comprarles) a aquellas que carecen de responsabilidad ambiental o dan una falsa imagen de sustentables.
Por otro lado tenemos el Reparar aquello que se nos ha roto. Cuántas veces seguimos instaurando la cultura de lo desechable, donde todo se puede reemplazar con algo nuevo.
Por último tenemos el Resiste, un llamado a ser constantes, a ponerle empeño, a decirte que sabemos lo difícil que puede ser pero tiene un beneficio mayor.
Todes podemos ser parte del cambio que necesitamos, en LaOrtiga estamos comprometidos a no contribuir con la generación de residuos y a acompañarte en este proceso de cambio.